viernes, 15 de abril de 2011

Neoimpresionismo

  • Movimiento artístico que surge en Francia a finales del siglo XIX.
  • La temática: Predilección por asuntos como puertos, orillas de ríos y escenas circenses.
  • Siguieron tratando los temas de la vida moderna y del paisaje.
  • Pretendían elaborar sus obras con rigor científico.
  • La tecnica : Preocupación por el volumen.
  • Formas concebidas dentro de una geometría de masas puras, bien definidas (pero sin perfiles).
  • Preocupación por el orden y la claridad.
  • Retorno a la ordenación meditada del cuadro, aplicando los principios clásicos de la composición.
  • Aplicación firme del principio de la mezcla óptica: los tonos se dividen en los colores básicos puros para que el ojo los restituya en la visión lejana normal.
  • Utilización de la técnica del puntillismo: los cuadros se pintan mediante pequeñas pinceladas o puntos de colores puros para así lograr la mezcla óptica.
  • Autores: Georges Seurat ; Paul Signac ; Camille Pissarro ; Charles Angrand.
Georges Pierre Seurat (2 de diciembre de 1859 – 29 de marzo de 1891) fue un pintor francés y el fundador del Neoimpresionismo. Su trabajo Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte es uno de los íconos de la pintura del siglo XIX.
 nació en París, Francia. A pesar del humilde trabajo de su padre, que era alguacil, su familia poseía una serie de tierras que generaban unos buenos ingresos. Su padre era nativo de Champaña y su madre era parisina. En 1875 Seurat ingresa en la escuela municipal de dibujo, en la clase del escultor Justin Lequien. Aquí conoce a Edmond Aman-Jean, con el que mantuvo una estrecha amistad toda su vida. En 1878, gracias a Edmond, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de París, donde estudiará hasta 1879. A pesar de su buena voluntad, Georges no destaca por su talento artístico, obteniendo unos resultados mediocres. Consciente de ello, inicia su trabajo en el Louvre con gran intensidad copiando las obras maestras de Rafael, Holbein y Poussin. Interesado en adquirir mayores conocimientos técnicos estudia con detenimiento "La loi du contraste simultané des couleurs", y aplica sus conocimientos técnicos en su arte. Seurat creó la técnica de puntillismo que fue utilizada sólo por él.



Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte (en francés :Un dimanche après-midi à l'Ile de la Grande Jatte) es un cuadro del pintor neoimpresionista francés Georges Seurat, ejemplo de puntillismo considerado por muchos una de las pinturas más relevantes del Siglo XIX.
La isla de la Grande Jatte se encuentra en el río Sena, en París , entre La Défense y el suburbio de Neuilly, dividida por el Pont-de-Levallois. Aunque por muchos años fue un sitio industrial, en los últimos años pasó a albergar jardines públicos y un conjunto residencial. En 1884 era un paisaje bucólico alejado del centro de la ciudad.
Seurat pasó dos años pintando el cuadro, concentrándose escrupulosamente en el paisaje del parque. Rehizo varias veces el original y completó numerosos bocetos y esquemas preliminares. Se sentaba a menudo en los jardines y hacía numerosos bocetos de las distintas figuras a fin de perfeccionarlas. Puso especial cuidado en el uso del color, luz y formas. El cuadro tiene aproximadamente 2 x 3 m. Fue expuesto por primera vez en la octava exposición colectiva del grupo impresionista, en 1886.
Basado en el estudio de la teoría óptica del color, contrastó puntos minúsculos de color que, a través de la unificación óptica, forman una figura coherente en el ojo del observador. Creía que esta forma de pintura, conocida luego como puntillismo, haría los colores más brillantes y fuertes que pintados a pinceladas. Para hacer la experiencia aún más realista, rodeó el cuadro con una trama de puntos que a su vez limitó con un marco simple de madera clara. de esta forma se lo exhibe aún en el Instituto de Arte de Chicago.
Para este cuadro Seurat empleó el nuevo pigmento "Amarillo de zinc", más visible en las zonas amarillas iluminadas, pero también en combinación con naranjas y azules. Luego de completada la pintura, el amarillo de zinc se oscureció paulatinamente hasta tonos de marrón, defecto que se apreció ya en vida de Seurat.




Fuentes de informacion: http://es.wikipedia.org/wiki/Georges_Pierre_Seurat

IMPRESIONISMO

El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa (principalmente en Francia) caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la "impresión" visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste. El movimiento fue bautizado por la crítica como Impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.

Con anterioridad al Impresionismo, el marco artístico, era dominado por un eclecticismo, al que respondió la generación de las rupturas estilísticas, una serie de rupturas que darán personalidad propia al arte moderno. La primera de ellas o, si se prefiere, su preámbulo, es el Impresionismo, un movimiento, resultado de una prolongada evolución, que coloca definitivamente al siglo XIX bajo el signo del paisaje y que busca un lenguaje nuevo basado en un naturalismo extremo.
Tiende a usar con creciente frecuencia colores puros y sin mezcla, sobre todo los tres colores primarios y sus complementarios, y a prescindir de negros, pardos y tonos terrosos. Aprendieron también a manejar la pintura más libre y sueltamente, sin tratar de ocultar sus pinceladas fragmentadas y la luz se fue convirtiendo en el gran factor unificador de la figura y el paisaje.

Variantes en la estética impresionista
No todos los pintores del grupo fueron iguales y, ni mucho menos, fielmente ortodoxos con respecto a la estética impresionista. Las sólidas estructuras de luz y sombra de Eduard Manet fueron realizadas en su mayoría en interiores, después de muchos estudios preliminares, y tienen la dicción formal del arte de estudio, no la frescura de la pintura al aire libre. La atmósfera y el color local no eran, ni mucho menos, sus objetivos primordiales, y cuando representaba lo que parece, a primera vista, un tema «impresionista» era capaz de cargarlo con tantas ironías y contradicciones que llegaba a empañar toda su inmediatez.
Dejando aparte a Berthe Morisot, el pintor del grupo que más se le aproxima es Edgar Degas, con una pintura difícil de comprender por su aguda inteligencia, sus intrigantes mezclas de categorías, sus influencias poco convencionales y, sobre todo, su tan traída y tan llevada «frialdad», aquella fría y precisa objetividad que fue una de las máscaras de su infatigable poder de deliberación estética.
De hecho, ningún pintor del grupo es tan puramente impresionista como Claude Monet. En su obra el factor dominante es un claro esfuerzo por incorporar el nuevo modo de visión, sobre todo el carácter de la luz, mientras que la composición de grandes masas y superficies sirve únicamente para establecer cierta coherencia.
Por su parte, Renoir es el pintor que nos convence de que la estética del Impresionismo fue, sobre todo, hedonista. El placer parece la cualidad más evidente de su obra, el placer inmediato y ardiente que produce en él la pintura. Nunca se dejó agobiar por problemas de estilo y llegó a decir que el objeto de un cuadro consiste simplemente en decorar una pared y que por eso era importante que los colores fueran agradables por sí mismos.
Sin duda, Camille Pissarro fue el menos espectacular de los impresionistas porque es un pintor más tonal que esencialmente colorista. Pero, decano del Impresionismo, tuvo un importante papel como conciencia moral y guía artístico.
Y, por último, trabajando a veces con Renoir y a veces con Monet, estaba Alfred Sisley, influido por ambos. Durante toda su vida siguió fielmente las directrices de los impresionistas pero nunca llegó a abandonar «la caza del motivo» y siempre se dejó llevar espontáneamente, con una facultad de comunicación directa, por un Romanticismo subyacente y lleno de poesía.

En los intentos por describir esta nueva forma de representación plástica, se interpretó que estos artistas eran impresionistas en el sentido en que no representaban un paisaje sino que buscaban plasmar la sensación que éste producía. 
El impresionismo como movimiento unificado, pertenece a la década de 1870. Luego, los artistas fueron evolucionando y sus trayectorias fueron más individuales. Se considera que la década del 60 fue un período de formación en donde los futuros impresionistas fueron configurando sus ideas y desarrollando las bases de su técnica. 

Entre los objetivos del movimiento impresionista, podemos mencionar: 
  • 1.La representación indmediata y fiel desde una perspectiva visual de una escena momentánea
  • 2. La realización de una obra al aire libre
  • 3. La utilización de colores puros aplicados directamente sobre el lienzo en lugar de mezclarlos en la paleta
  • 4. La técnica de presentar la luz teniendo en cuenta los colores que la componen: acá se manifiesta el interés por las novedades científicas de la época
  • 5. La utilización de pequeñas pinceladas y toques de color brillante
  • 6. La utilización de la luz y del color como únicos medios para unificar una pintura. Esto se contraponía con el método tradicional que buscaba trazos y formas a través de luces y sombras.
En conjunto, todos estos objetivos suponían una auténtica revolución en la concepción del arte. Es posible rastrear los orígenes del impresionismo en el énfasis por los datos objetivos y la observación directa de los pintores realistas, lo cual se hallaba en consonacia con el positivismo filosófico. 
La utilización de color en los impresionistas se basaba en gran parte en los aportes de Chevreul quien observó que la yuxtaposición de los colores hace que éstos se modifiquen de manera tal que dos colores juntos, al ser observados desde lejos, se funden en un solo tono. Estas teorías fueron el fundamento de la técnica impresionista que utilizaba colores puros en el lienzo buscando el efecto visual a la mirada distante. En rigor, estas técnicas tuvieron sus precedentes en pintores como Delacroix y Constable. 

* El autor impresionista que quisiera destacar aqui es Claude Monet, un pintor francés a quien a partir de la mitad de su carrera artística se le adjudica el estilo impresionista.
 Sus primeras obras, hasta la mitad de la década de 1860, son de un estilo realista. Monet logró exponer algunas de estas obras en el Salón de París. A partir del final de la década de 1860 comenzó a pintar obras impresionistas. Un ejemplo de este período creativo es la vista del puerto de El Havre títulada "Impresión, sol naciente", que le dio nombre al movimiento. Esta desviación del gusto de la época, que era marcado por las academias de arte, empeoró su situación económica. En la década de 1870 tomó parte en exposiciones de arte impresionista en las cuales también participaron Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas. Su carrera fue impulsada por el mercader de arte Paul Durand-Ruel, pero a pesar de esto su situación financiera permaneció siendo difícil hasta mediados de la década de 1890. En esta época, Monet desarrolló el concepto de la "serie" en las que un motivo es pintado con distintos grados de iluminación. 
Al mismo tiempo comenzó a plantar su famoso jardín en Giverny que luego utilizó como motivo para sus pinturas (una de las cuales es la que destaco en esta entrada, "Les Nymphares").

En el año 1908 se evidenciaron los primeros indicios de la enfermedad de los ojos de Monet. Entre septiembre y diciembre de ese año estuvo junto con su esposa en Venecia, donde no solamente pintó, sino que también estudió en las iglesias y museos de la ciudad las obras de los artistas Tiziano y Paolo Veronese. El 19 de mayo de 1911 murió su segunda esposa, Alice. Al año siguiente su visión empeoró y se le diagnósticaron cataratas en ambos ojos. 
 En sus últimos años Monet destruyó por cuenta propia varias de sus pinturas, ya que no quería que obras sin terminar, bocetos y borradores entraran al mercado de arte, como en efecto sucedio después de su muerte. El 5 de diciembre de 1926, Monet murió en Giverny.



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Mujeres en el jardín (en francés, Femmes au jardin) es un cuadro del pintor francés Claude Monet. Data del año 1867 y se trata de un óleo que mide 256 cm de alto por 208 cm de ancho. Actualmente se encuentra en el Louvre de París, Francia.
La tela fue rechazada en el Salón de París. Es una de las primeras telas en las que Monet, abandonando el academicismo, se encaminaba hacia el impresionismo. Aún se nota en él, sin embargo, la inspiración por modelos clásicos y por la Escuela de Barbizon. Es un momento en el que Monet prosigue sus investigaciones plásticas.
Representa un día de verano, con su despreocupado ambiente. Varias mujeres, con vestidos de verano, se divierten en un jardín de flores. Monet tomó a su mujer como modelo para esta obra.
Protagonista del cuadro es la luz que se refleja en los cabellos, en la piel, en los vivos colores de los vestidos, las flores y las hojas de los árboles.Los reflejos luminosos y las sombras coloreadas envuelven a los personajes que se presentan en actitudes naturales.




Fuentes de informacion: http://es.wikipedia.org/wiki/Claude_Monet

lunes, 11 de abril de 2011

REALISMO: Corot, Courbert, Millet, Roussean

Este movimiento se desarrollo a partir de la mitad del siglo XIX, desde 1848 aproximadamente. Su máximo esplendor fue en Francia en ese momento.
El realismo buscaba representar el mundo del momento de manera verídica, es decir, objetiva; dejando de lado la idealización.
Los realistas dejaban de lado los tema sobrenaturales y mágicos, siendo reemplazados por temas corrientes y la representación de escenas cotidianas. Hay un profundo sentido de la naturaleza, interpretándola desde sus frutos hasta el trabajo del hombre sobre ella. Podemos ver una claridad en la paleta, es decir colores claros, por lo tanto hay  poco trabajo del claroscuro.


Un autor muy reconocido dentro del realismo fue Jean-Baptiste Camille Corot, pintor francés de paisajes, uno de los más ilustres de dicho género y cuya influencia llegó al impresionismo.Nació en París, el 16 de julio de 1796, en una casa desde la que se tenía una perspectiva del palacio de las Tullerías, el Sena y El Louvre. De familia acaudalada, Corot recibió una educación burguesa y realizó sus estudios secundarios en la ciudad gótica y normanda de Ruán, entre 1807 y 1812, tales estudios le marcaron definitivamente. Allí vivía con un amigo llamado Sennegon, lector de Jean-Jacques Rousseau y próximo a las ideas ilustradas, de quien adquirió el gusto por la naturaleza. Continuó su formación en Poissy y al concluirla, manifiesta su deseo de ser pintor, pero su padre se opuso a ello y lo empleó como aprendiz en el negocio familiar. Camille, sin embargo, dedicó casi toda su jornada laboral a dibujar, por lo que la familia terminó por aceptar su vocación y financió su formación artística.

Corot ingresó en el estudio de Achille-Etna Michallon, reputado paisajista, de quien aprendió a «observar con exactitud y ser verdadero al reproducir la naturaleza». Pero su temprana muerte le condujo en 1822 al estudio de Jean-Victor Bertin, otro paisajista que le aportó destreza en los principios de composición clásicos que caracterizan los paisajes sosegados y bien estructurados que pintó en Italia entre 1825 y 1828. Ejemplos de esta etapa son Forum (1826) y El puente de Narni (1827), ambos en el Museo del Louvre, París.

Por entonces, Corot muestra ya la frescura de ejecución y la fidelidad al motivo contemplado y esbozado al aire libre  que lo convertirán en referencia inexcusable de los impresionistas, entonces en ciernes.
En su primer y más largo viaje a Italia, entre 1822 y 1825, descubre fascinado los efectos de la rotunda luz meridional en Roma y su campiña y, más aún, en Tívoli y alrededores de Nápoles. Los temas pintados en Italia son, con frecuencia, los restos de monumentos de la Antigüedad romana, tantas veces pintados por artistas de toda Europa que acudían a Roma a completar su formación, pero mientras otros pintores repetían los modelos poéticos del clasicismo académico, Corot los pintó tal como los veía, como volúmenes que, sin perder su significación histórica, variaban según incidiera sobre ellos la luz.
La luz italiana le enseñaría otra de sus aportaciones fundamentales al lenguaje pictórico de la modernidad: «El dibujo —decía Corot— es lo primero que hay que buscar. Seguidamente, los valores cromáticos. Éstos son los puntos de apoyo. Después el color y, finalmente, la ejecución».
En Francia, Corot prefería las horas de amanecer y el crepúsculo, cuando la luz se difumina, para salir al campo a pintar con esto ha logrado atmósferas intimistas y recoletas dadas por el juego de sombras, matices apastelados y la variedad de reflejos mórbidos que aporta la luz solar en su amanecer o en su ocaso. Pero en Italia aprendió que el color pasaba así a ser un factor relativo, cuyo papel en la tela dependía de los demás tonos que lo rodeaban. Con ello no sólo estaba avanzando un principio esencial del lenguaje impresionista, sino del de toda la pintura moderna. Con todo no le falto un cierto toque de romanticismo que se refleja en cierta tonalidad algo melancólica o nostálgica.
De vuelta a Francia, vive en París y Ville d'Avray, pero viaja constantemente por todo el país en busca de nuevos paisajes, existencia itinerante que mantuvo toda su vida. En 1827 envía al Salón de París su obra El puente de Narni y desde entonces expone todos los años. Sus exposiciones en este salón le harían acreedor de las medallas de segunda clase en 1833 y 1849, así como a ser elegido miembro del jurado en 1848, 1849, 1864 y 1870. Además de la exitosa exposición en el Salón de1860.
En 1830 la Revolución de Julio le sorprende en Chartres, donde pinta la fachada occidental de la catedral de una manera insólita en su tiempo: su singular obra ha alcanzado ya la madurez, y alterna los paisajes bucólicos, de tradición clásica, con vistas fragmentarias y carentes de contenido narrativo, que sólo admiten comparación con los paisajistas ingleses como Constable.
En sus viajes por Francia, frecuenta el bosque de Fontainebleau, donde traba contacto con Daubigny, Théodore Rousseau y los paisajistas de la Escuela de Barbizon, empeñados también en la renovación del género en la pintura francesa.
Todavía irá dos veces más a Italia —en 1834 y 1843—, donde reafirma la importancia que siempre le dio a la representación del volumen en el cuadro a través de la yuxtaposición de tonos diferentes.
En 1844 recibió el encargo de un Bautismo de Cristo para San Nicolás de Chardonnet, en París.
Sin embargo, su obra aún pasa desapercibida: no provoca grandes polémicas pero tampoco obtiene el favor del público y del mercado. Críticos como Baudelaire y Castagnary, elogian sus envíos al Salón, pero no acaba de calar en el gusto del público.
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Una obra muy destacada es Ville d’Avray (c. 1867). Óleo sobre tela. National Gallery of Art, Washington, D.C.











Fuentes:  http://es.wikipedia.org/wiki/Camille_Corot

ROMANTICISMO: Goya, Delacroix, Friedrich, Gericault

Este movimiento surge a principios del siglo XIX, como podemos ver hay una reacción en contra del espíritu racional e hipercritico de la Ilustración y del Neoclasicismo.
Con respecto a su temática, se ve reflejado paisajes, animales salvajes y domésticos; pintura costumbrista, la magia y la superstición.
Este movimiento favorece la supremacía del sentimiento, la tendencia nacionalista, el liberalismo, la originalidad y creatividad frente a lo tradicional y la imitación. La figura pretende ser realista. No evitan mostrar el sufrimiento, la deformidad o la muerte. Se observa un predominio del óleo; se desarrollo la acuarela y el grabado.
Un autor representativo de este movimiento es Francisco de Goya, quien fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea  y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.

Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilistico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista rococo derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Barbara. El magisterio en esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.

Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había pintado para la decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición hacia la estética romántica.
Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que vive, particularmente la Guerra de la Independencia, de la que la serie de estampas de Los desastres de la guerra es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas y componen una visión exenta de heroísmo donde las víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y condición.
Gran popularidad tiene su Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal.
Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las Pinturas negras. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX.
Pinturas negras (18191823) es el nombre que recibe una serie de catorce cuadros de Francisco de Goya pintados con la técnica de óleo al seco como decoración de los muros de su casa, llamada la Quinta del Sordo.


La serie, a cuyos óleos Goya no puso título, fue catalogada en 1828 por el amigo de Goya Antonio Brugada y se compone de los siguientes lienzos: Átropos o Las Parcas, Dos viejos o Un viejo y un fraile, Dos viejos comiendo sopa, Duelo a garrotazos o La riña, El aquelarre, Hombres leyendo, Judith y Holofernes, La romería de San Isidro, Mujeres riendo, Peregrinación a la fuente de San Isidro o Procesión del Santo Oficio, Perro semi hundido o más simplemente El perro, Saturno devorando a un hijo, Una manola: doña Leocadia Zorrilla y Visión fantástica o Asmodea.
Dos viejos, Dos frailes o Un viejo y un fraile es una de las Pinturas negras que formaron parte de la decoración de los muros de la casa.


Archivo:2 alte Männer, um 1821-23.jpg





En el cuadro aparecen dos ancianos personajes vestidos con hábito de fraile. El situado en primer término tiene una gran barba cana, es alto y se apoya en un bastón. Desde el punto de vista iconográfico se relaciona con el dios Tiempo y podría simbolizar la vejez. El que está a su espalda está fuertemente caricaturizado. Su rostro es de aspecto cadavérico o animal y parece gritarle al oído a su compañero, lo que podría ser una alusión a la sordera de Goya.

Es notable la diferencia en el tratamiento de las dos figuras. El anciano de la barba se muestra tranquilo y digno. Su expresión es algo triste, pero serena. Se apoya en el cayado, pero no por debilidad, pues mantiene fuerza y prestancia. Sus ropas y su figura recuerdan a los eremitas o a los filósofos de Velázquez, Esopo y Menipo, que fueron objeto de copia por parte del aragonés. El otro personaje contrasta vivamente con él: de rostro monstruoso, está representado con los rasgos que Goya utilizaba para los frailes satíricos de sus Caprichos y Disparates.
Como en todas las Pinturas negras, la gama cromática se reduce a ocres, tierras, grises y negros. El cuadro es un exponente de las características que el siglo XX ha considerado como precursoras del expresionismo pictórico.


Fuentes de infornformacion:  http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Goya